61 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas
8 menores, 4 niñas y 4 niños, asesinados por sus padres
13 familiares
3 mujeres asesinadas tras una agresión sexual
3 mujeres asesinadas por tráfico y prostitución
Según el Observatorio de la Violencia de Género y los datos extraídos del Consejo General del Poder Judicial, el número de denuncias registradas por estos motivos en el segundo trimestre de 2011 alcanzó en España un total de 34.347 casos. Las denuncias presentadas entre abril y junio de 2011 implican una meida de 377,4 denuncias diarias.
En nuestra comunidad autónoma se han presentado sólo en este reciente periodo un total de 515 denuncias y se han adpoptado un total de 106 órdenes de protección.
Sin embargo, sabemos que los limitados recursos de que se dispone no son suficientes para ofrecer las garantías necesarias durante la tramitación de los procedimientos judiciales, que son los que derivan de los datos expuestos, muchas mujeres son asesinads en el transcurso de estos procesos, tengan o no orden de protección, y muchas ni siquiera llegan a interponer denuncia contra su agresor.
Estamos asistiendo en estos días con auténtica preplejidad e impotencia, rabia y dolor, a la lucha de una madre y un padre por conseguir un poquito de esa ansiada Justicia en nombre de su hija asesinada*, mientras que ciertos medios de comunicación y determinados programas hacen cuentas de la forma más deleznable y, por duro que resulte oírlo, o en estos momentos leerlo, no es, no ha sido ni será la única vez que presenciemos episodios como éstos, y más triste aún es pensar en los valores y principios que estamos transmitiendo a gran número de menores, adolescentes, jóvenes en general que hacen de las gentes de estos platós sus modelos de conducta.
Si parte de la solución pasa por la prevención de la violencia, la prevención tiene su base en la educación. Las conclusiones del estudio de Fundación Mujeres aportan el alarmante dato de que el 80% de las adolescentes españolas declaren tener por meta satisfacer al novio, o que consideren los celos como algo saludable, una muestra de sumisión y renuncia altamente peligrosa que deja la puerta abierta a las relaciones violentas. Si los roles y estereotipos permanecen, la desigualdad y la violencia también.
No desaparecerá la violencia contra nosotras mientras nuestros cuerpos sigan considerándose objeto y mercancía al servicio de otros, nuestras vidas dependan económicamente de otros y nuestra opción a elegir sea relegada a los interes de los otros.
Hay que romper el uso interesaddel término violencia de género relacionado simbólicamente con la violencia física ejercida en el ámbito de las relaciones de pareja, la violencia contra las mujeres comprende otras muchas cotidianas e igualmente intensas: violencia psicológica, sexual, económica, social.
La pobreza, el desempleo, la precariedad laboral, el trabajo sumergido e invisible nos hacen cada día más pobres y más dependientes (de la familia, la pareja o el Estado)
La violencia cultural que nos convierte en promotoras, consentidoras y merecedoras de cómo nos va, una cultura profundamente machista y patriarcal, asentada en relaciones de dominio-sumisión según la cual sólo valemos para ser poseídas, para parir, criar, cuidar y callar, con una sonrisa en la boca y gratitud beatífica.
La violencia feminicida que nos asesina impunemente en tantos lugares del mundo, la que nos trafica, prostituye, esclaviza y sodomiza con el beneplácito de los gobiernos "democráticos" del munco entero, que permiten el lucro y el beneficio ilícito de redes internacionales.
La violencia sexo-turística de occidente hacia América Latina (tan bien retratada por Lydia Cacho en "Los demonios del Edén", África o Asia, cuando los rincones escondidos de nuestras propias ciudades se quedan pequeños para pedófilos, proxenetas, traficantes y pederastas.
La violencia social de quienes miran para otro lado no queriendo ver, justificando la violencia machista como algo natural cuando no lo es, la violencia de un sistema socio-político donde hemos dejado de ser personas para ser meros objetos de consumo, sin otro valor que el que "los mercados" quieran asignarnos.
Hoy, como cada 25 de noviembre, tomamos la plaza para mostrar nuestra indignación por tanta impunidad, para reclamar el cumplimiento de las leyes y el impulso definitivo de una educación y una cultura basadas en la no discriminación como única forma de construir una sociedad entre iguales.
Plasencia, 25 noviembre 2011*Nos referimos a Marta del Castillo y los casi dos años que el asesino confeso y sus cómplices llevan burlándose del dolor de la familia, de las Fuerzas de Seguridad, la Justicia y la sociedad entera..
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