Las palabras del arzobispo de Granada en su homilía del pasado domingo constituyen toda una apología de la violencia de género, comparando el aborto con el genocidio nazi, diciendo textualmente "si una mujer aborta da a los varones licencia absoluta, sin límites, de abusar de su cuerpo". Por si no fuera suficiente, la conferencia episcopal, quizá para no quedar a la zaga, insiste en pedir que el aborto se tipifique como delito, pero ¿no tienen quien les informe que nunca salió del código penal, mal que nos pese a las feministas, y que la actual modificación legislativa lo mantiene como tal? Parece que lo que realmenten quieren evitar es que las mujeres tomemos decisiones por nosotras mismas, cosa aún no aceptada por la institución religiosa, lógico teniendo en cuenta su trayectoria. En "Los santos retratan a las hijas de Eva", Eduardo Galeano recupera algunas frases de los llamados "santos" muy ilustrativas: "la cabeza de la mujer es el varón", san pablo; "mi madre obedecía ciegamente al que le asignaron por esposo, y cuando iban mujeres a casa con señales de la cólera marital les decía vosotras tenéis la culpa", san agustín; "todas las mujeres son malignas", san gerónimo; "las mujeres silban como serpientes", san bernardo; "cuando la primera mujer habló provocó el pecado original", san crisóstomo; "si a la mujer se la permite hablar de nuevo, volverá a traer la ruina al hombre", san ambrosio. Sobre este sustrato cultural asentó la iglesia sus cimientos, que ni ha tocaso ni parece pensar hacerlo, más bien, se enrocan en discursos insostenibles, siembran polémica y, de paso, tapan sus propios delitos contra la humanidad. Mucha injerencia en asuntos que ni les conciernen ni sobre los que nadie les pidió opinión, la institución religiosa se crece ante una situación política que les permite mantener sus privilegios, sin la menor vergüenza. No estaría de más revisaran sus apoyos a dictaduras como la franquista, por los que nunca pidieron perdón, o sus alianzas con las de Argentina, o Chile, por citar sólo algunas, o su colaboración con el genocidio nazi con el que ahora quieren comparar a las mujeres que deciden sobre su cuerpo. No, no tienen vergüenza, ¿cómo se atreven a hablar de derecho a la vida cuando condenan a millones de seres humanos al SIDA, la miseria y el hambre prohibiendo el uso del preservativo? ¿Armarán tanto ruido con nosotras para silenciar sus propios atentados contra la humanidad, ahora que van apareciendo denuncias y condenas por sus crímenes sexuales en España, Estados Unidos, Irlanda o Argentina? Que bueno sería se aplicaran su propio discurso y empezaran a redimir sus delitos no con ocultación y silencio, sino con la legislación vigente, como manda la Constitución. Es inadmisible la constante injerencia de la iglesia y/o sus representantes en la vida socio-política, y la actitud insultante e instigadora de violencia contra las mujeres del arzobispo y la conferencia episcopal debería tener el castigo que el código penal al que apelan contemple ante hechos tan graves como éstos. A nosotras nos tocará hacerles saber que ya adquirimos mayoría de edad, no precisamos tutelajes masculinos con o sin sotana, y al Estado, hacer ya efectiva la separación iglesia-estado.
Con esa idea, más de 3.000 personas han lanzado una iniciativa para que la Justicia actúe contra el arzobispo de Granada, enviando cartas al Ministerio de Igualdad y otras instituciones, en la que si quieres, puedes participar.
Carmen Martín Serrano es compañera de la Asociación 8 de Marzo.
Carmen Martín Serrano es compañera de la Asociación 8 de Marzo.
1 comentario:
ya lo gritamos en la mani de granada :hay que quemar la conferencia episcopal por machista y patriarcal,
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