MANIFIESTO
No se nace mujer, se llega a serlo. Estas palabras de Simone de Beauvoir hacen referencia a una clara manipulación que desde que nacemos sufrimos las mujeres mediante la educación. A través de la aprobación y reprobación de sus actos, las madres, los padres, las tías, los tíos, las abuelas y los abuelos, y la sociedad patriarcal nos enseñan cómo debemos comportarnos para ser una mujer de verdad. Las niñas no girtan, las niñas no se ensucian la ropa, las niñas no se arrastran por el suelo...Asímismo nos regalan juguetes que representen nuestro futuro rol: cocinitas, muñecas, maletín de peluquera o de maquilladora, a lo sumo, de enfermera, ¿un banco de trabajo con llaves inglesas? Ni pensarlo, puede que el día de mañana sepa reparar un grifo o una persiana mejor que un chico y... eso no estaría bien. Mejor que aprenda a cocinar y a estar guapa para el chico, que aprenda a cuidar hijos mejor que él, y así finalmente nos convertimos en mujeres perfectas, pero perfectas ¿para quién?
Rompamos nuestros clichés, abramos los ojos y veamos que es una asignación cultural reproducida dirante siglos por el patriarcado, en su propio beneficio.
Después de más de 200 años reclamando la equiparación de derechos de las mujeres, seguimos educando en la asignación de roles en función del sexo. El patriarcado es injusto en sí mismo porque le interesa una sociedad enfrenada entre sí, donde la desigualdad luce con unas escandalosas tasas de paro, precariedad y pobreza para una cada vez más amplia parte de la sociedad, y unas bochornosas y cada día más minoritarias fortunas que imponen su dominio en la economía y en la estructura social.
Por eso desde aquí:
LLamamos a la insurrección ante el machismo, ante todo aquello que nos imponga una determinada manera de ser mujer o de ser hombre.
Llamamos a la desobediencia, a no pedir permiso, a generar alianzas porque no creemos en un feminismo de despacho que deja fuera a las que están en paro, a las que ganan poco, a las que no tienen estudios, a las que gritan, a las discapacitadas, a las lesbianas, a las transexuales, a las putas, a las que llevan velo, a las sin papeles, a las marikas...
Nosotras decimos NO al retraso de la edad de jubilación porque no renunciamos a la sociedad del pleno empleo, reclamamos la reducción del tiempo de trabajo y la jubilación a los 60 años, para que las mujeres puedan hacer efectivo su derecho al trabajo digno y dignificante, porque si las mujeres en paro accedieran al trabajo remunerado, habría 3 millones más de cotizantes a la seguridad social, garantizando las pensiones del futuro.
Reivindicamos la libertad de nuestros cuerpos a manifestarnos como nos de la gana: maquilladas o sin maquillar, peinadas o rapadas, femeninas o masculinas, barbies o barriguitas, con glamour o en bata. Nuestro cuerpo es sólo nuestro y somos lo que queremos ser, rechazamos lo que quieren o nos exigen que seamos.
Apelamos una educación para la libertad de la persona y respeto a la diferencia, con independencia de su sexo, su origen, su color, su ideología, su edad, que derive en una sociedad donde la diversidad sea bandera de progreso, democracia e igualdad de trato.
Exigimos la actuación de la justicia ante la apología de terrorismo machista que hacen algunos altos cargos de la iglesia, de la judicatura y otras instituciones, igual que actúan ante la apología del terrorismo de ETA.
Reinvindicamos el derecho absoluto a decidir sobre nosotras, sobre nuestra maternidad, nuestra sexualidad, nuestra imagen, nuestra formación y sobre todo aquello de lo que depende nuestra FELICIDAD.
Vivan las mujeres del mundo. Viva el 8 de Marzo.
Manifiesto de la Asociación por la Iguadad de Género 8 de Marzo.
Manifiesto de la Asociación por la Iguadad de Género 8 de Marzo.
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