En esta Semana Mundial por El PartoRespetado, ayer, en las I Jornadas sobre Violencia Obstétrica impartidas por
Esmeralda Conde (Iniciativa Crisálida), y Katy Beauvois (El Parto Es Nuestro), ampliaron
la información ya iniciada en el VI Encuentro de Mujeres el pasado mes de
marzo. Gracias a ellas hemos descubierto un mundo tan ligado a las mujeres como
desconocido por ellas, porque la visión androcéntrica del cuerpo femenino y su
capacidad reproductiva es la que establece normas, pautas y protocolos de
atención en este campo.
La medicalización del embarazo,
el parto y el puerperio están lanzando la idea que las mujeres son débiles y en
esas circunstancias, enfermas: embarazos declarados de riesgo sin serlo
(prohibición de consumir determinados alimentos o bebidas, suspensión de
actividades habituales y consecuentes bajas laborales), alarmante incremento de
inducción al parto y de cesáreas, generalización de episiotomías, uso de
opiáceos para ocultar el dolor (afectan a la consciencia, no lo eliminan),
imposición del parto encamadas, rasurado de pubis, separación de la madre y su
bebé nada más nacer, usurpación de las funciones propias de las matronas por
ginecólogos…una serie de prácticas desaconsejadas por la OMS pero que
importadas de EEUU, se afianzan en Europa como normas lógicas, naturales y
beneficiosas…sin que se nos diga para quién.
Sorprendentemente, la tasa de
mortalidad por parto de EEUU es cinco veces mayor que en Grecia, cuatro veces
mayor que en Alemania y tres veces mayor que en España, pese que el coste
hospitalario por embarazo y parto es el más elevado del planeta (86.000
millones de dólares anuales).
El sistema estadounidense, donde
tiene acceso a la sanidad quien puede pagarla, además de ser el de mayor
riesgo, es segregacionista: las mujeres no blancas tienen cuatro veces más
riesgo de complicaciones, infecciones y muerte que las blancas. En un país
donde el mercado es ley, la salud es un negocio altamente rentable. En un mundo
globalizado, dirigido desde y por “los mercados”, nuestros cuerpos, nuestro
vientre y nuestras criaturas son mercancía con la que obtener beneficios porque
en maternidad y crianza ¿quién piensa en ahorrar?
La medicalización a la que se nos
somete “para evitar el dolor” tiene, además del lucro para las farmacéuticas,
efectos sobre la salud de las madres y bebés aún por investigar, el fomento de
las cesáreas en clínicas privadas es muy superior a las practicadas en la red
pública, en ambos casos superan de largo la recomendación de la OMS (entre el
10 y el 15% de los casos), alcanzando un 35% la privada, y el 22% la pública (en
EEUU, lo menos habitual son los partos vaginales, por debajo del 20%). Contrariamente
a lo que se piensa, es una intervención de cirugía mayor y requiere un
post-operatorio que prolonga la hospitalización: ahí el negocio, más gasto por
la intervención y por los días de recuperación.
Pero hay un precio incalculable,
el de la salud emocional, psíquica y física de unas mujeres a las que se sitúa
en constante dilema (será esto bueno para mi bebé o no), sentimiento de culpa y
desconocimiento por la falta de información que reciben durante todo el proceso,
desarraigo por pérdida de contacto madre-bebé, lesiones físicas, traumas...
La demanda es simple: respeto a
la dignidad de madres y bebés, humanización del embarazo, el parto y la
crianza, dar libertad a las mujeres para decidir, y para decidir libremente,
han de conocer todas las opciones, los riesgos y beneficios de optar por una u
otra, recibir un trato respetuoso y profesional, la recuperación de la figura
de la matrona y la observancia en la práctica de las recomendaciones de la OMS.
Pero este post es sólo un resumen
de lo analizado ayer, que Esmeralda y Katy reforzaron con la proyección de
vídeos seleccionados (alguno con imágenes muy duras de lo que ocurre en los
paritorios del mundo), por lo que recomendamos ampliar la información visitando
los sitios de EPEN e Iniciativa Crisálida. Nuestra gratitud a las dos
asociaciones y, muy especialmente, a Esmeralda y Katy, por compartir con
nosotras sus saberes, su tiempo y su energía.. Artículo: Carmen Martín Serrano. Promotora de Igualdad, Experta en Malos Tratos y Violencia de Género. Asociación por la Igualdad de Género 8 de Marzo.
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